Los traslados entre los barrios se volvieron imposibles. No hay taxis libres, las calles están atestadas de autos y las personas lucen "desesperadas" por retornar a sus casas o llegar a los bares para observar el debut del equipo de Luiz Felipe Scolari.
Arribar a Copacabana, el barrio donde se dispuso la Fan Fest de FIFA, donde se esperan 20 mil personas y está la playa más visitada por los turistas se volvió imposible. Por ende, la forma más accesible es el subte.
"Brasil!!! Fiesta, vamos Brasil, vamos por el Hexa!", grita Marcos Daniel, un carioca que trabaja como cadete y pide perdón por no detenerse a dialogar con la prensa porque llega tarde al encuentro con sus amigos.
La cerveza, bebida ideal de los habitantes de Río de Janeiro para paliar el calor constante durante todo el año, se vende por todos lados.
En la calle, Narcisio, de 54 años, saca las latas de la caja de telgopor y las vende a cinco reales (25 pesos); en los bares, los `shope` (chopp) ascienden a siete reales (35 pesos).
Todos caminan con algún distintivo de Brasil. La casaca de Neymar, la bandera en los hombros, las caras pintadas de `verdeamarelho` y las gorros piluso con la inscripción "Por la hexa", son mayoría.
En una esquina de Copacabana, Joao Ralieri, de 70 años, montó un parlante, puso música, conectó un micrófono y canta canciones de samba a la vista de una gran cantidad de efectivos de la Policía Militar, que cuidan atentamente cada movimiento.
En Río, la ciudad más linda y concurrida de Brasil, la fiesta comenzó desde temprano.
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