Sabella se confiesa a horas del decisivo choque con Bélgica: "Si no estamos entre los cuatro será una frustración"

Sin dar demasiadas vueltas y apelando a un rapto de sinceridad, el técnico Alejandro Sabella asumió que no estar entre los cuatro mejores del Mundial "sería una frustración". 
Y si bien no utilizó la palabra fracaso, reconocer ese sentimiento a menos de 24 horas del partido ante Bélgica, por cuartos de final, donde el resultado define si Argentina sigue o se vuelve a casa, marca un estado de autocrítica como hace mucho tiempo no se le veía.
"Si no estamos entre los cuatro mejores, será una frustración. Tenemos la fe, la confianza, de cruzar el Rubicón (un río del nordeste de Italia), pero los partidos hay que jugarlos. Después, que nos creemos los mejores del mundo desde siempre, es un tema cultural. Cuando era chico ya decíamos que éramos los mejores del mundo, pero no habíamos sido campeones nunca. Forma parte de nuestra cultura", disparó Sabella intentando ponerle un poco de realismo al momento.
"El éxito o el fracaso, lleva un proceso de tres o cuatro años. Se define en el tiempo, en el más allá, no solamente en el resultado. Obviamente que lo más importante es el resultado, pero para ayudar a eso hay que ver otra cosas. Si formo jugadores, si dejo una base, si mejoraron. Eso en un club. Y en una selección es parecido. Pero el resultado es muy importante. Muchas veces los juicios tienen que ver con el resultado. Si ganás, sos un fenómeno, y si perdés, no servís para nada. Si sos primero, hiciste todo bien, y si sos segundo, hiciste todo mal. Hay una especie de contradicción, como le pasa continuamente al ser humano", agregó el entrenador.
Pasando al tema de las presiones y la necesidad de consultar a un profesional en psicología, Sabella trazó un paralelo entre Brasil y Argentina, marcando diferencias. 
"En la Selección de Brasil hicieron un previo análisis, con una psicóloga, que se acentuó después de lo de Chile. Nosotros nos manejamos diferentes. Son dos potencias, con grandes presiones, pero la de Brasil es un poco mayor, porque es el local, el anfitrión. Por un lado es bueno y por el otro malo. Tenemos
nuestros momentos de relax y otros de concentración a pleno. El grupo esta bien, no se si hay mística. Hay sentido de pertenencia y ese es un porcentaje extra", sostuvo.